Preocupado y ocupado por la gestión de la nueva escuela: recursos y reflexión

Objetivo, paciencia, atención, protección, pausa, consciencia y humildad

Recientemente hemos celebrado en el colegio un torneo de ajedrez. El punto inicial de cada partida de este deporte es el mismo, pero cada una evoluciona de un modo diferente. Sin ser más que aficionado al ajedrez, me atrevo a decir que algunas consideraciones sirven para todas ellas. Y también para la planificación en un centro educativo. Imagino que incluso para otro tipo de organización, pero ahí no me meto. ¿Me acompañas en la metáfora?

OBJETIVO. El objetivo debe estar muy claro. Tan claro como el jaque mate. Y ha de ser compartido por todos los que tenemos que ver con él. ¿Qué queremos, cómo lo queremos, cuándo?

PACIENCIA. No se puede hacer jaque en la primera jugada, y mucho menos mate. Poder atacar el objetivo requiere tener las fichas bien situadas, y eso lleva tiempo e intención. Hará falta paciencia antes de poder amenazar la posición del rey. Cada turno de juego implica esperar que el contrario mueva. Por otra parte, pedirle a nuestras figuras un ataque para el que, por posición (formación, visión, necesidad) no están preparadas, será la ruina segura. Los sueños que tenemos para nuestro centro merecen que no nos pueda la ansiedad.

ATENCIÓN. Necesitamos dominar el centro, y de poco nos sirve controlar la periferia. La esencia de nuestra actividad, de nuestra razón de ser como centro educativo requiere mucha atención. No es extraño, sin embargo, que alguien con responsabilidades directivas en un centro dedique muchas energías y atención a cuestiones periféricas. Este error compromete la partida y, antes o después, nos pasa factura. ¿Cuál es la esencia de mi institución? ¿Cuál es la esencia de mi tarea en ella? ¿Le dedico lo esencial?

PROTECCIÓN. Protejamos nuestras figuras. Especialmente, las más influyentes; y las más delicadas; y las más frágiles. ¿Tengo bien atendidos a todos?

PAUSA. Cada jugada necesita pausa. Un tiempo para pensarla. Objetivos, estrategia, planificación, y permanente lectura de la situación presente. Las decisiones que mas recursos comprometen, que involucran a más personas, que más energías van a requerir, no pueden ser precipitadas. Lo que viene inseparablemente acompañado de lo siguiente.

CONSCIENCIA. Cada jugada no tiene vuelta atrás. ¿Qué nos aporta lamentarnos por la situación que teníamos en la anterior jugada? ¿A qué nos ayuda valorar si ahora estamos mejor o peor? Estamos aquí y estamos ahora. ¿Recordáis cuál era nuestro objetivo? ¿Con qué contamos AHORA para seguir avanzando? ¿Qué necesitamos? Pensemos. Valoremos las posibilidades y las amenazas. Y actuemos.

Y, en fin, HUMILDAD. No siempre se puede ganar. Somos falibles. Podemos no alcanzar los objetivos que nos habíamos trazado. A lo mejor no era el momento. Quizá no compartíamos la misma visión del objetivo, o equivocamos la planificación, o los medios que dispusimos. Puede que la ansiedad nos tensara. O nos distrajimos con cuestiones no esenciales. Tal vez elementos externos nos impidieron avanzar. Sin embargo, la próxima partida, con todo lo que hemos aprendido en esta, será la nuestra. ¿Por qué no?

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